Andrea Bustos, una orientadora escolar que va más allá de lo exigido por el deber
14 octubre 2024
Andrea Lucia Bustos Burbano es la orientadora escolar de la Institución Educativa Policarpa, ubicada en el municipio de Policarpa, Nariño. Todos los días se levantaba muy temprano para desplazarse hacía las dos sedes de esta Institución, pero el aislamiento preventivo obligatorio decretado cambió por completo su dinámica laboral.
Continuar su trabajo desde casa se ha convertido en todo un reto, pues la falta de conectividad complejiza la situación de la zona rural. “Es complicado trabajar detrás de una pantalla, pero es más difícil aun cuando contamos con estudiantes que no viven en el casco urbano sino en sus fincas, donde muchos no cuentan con los medios tecnológicos para continuar sus clases, ya que también el nivel económico de las familias es muy bajo. En algunos casos, muchos no tienen internet y por eso deben recargar su celular para poder navegar”, afirma.
El reto también es para los estudiantes. Por eso, en medio de su relato, Andrea resalta el compromiso y pasión de quienes viven en la vereda La Vega, y caminan a diario media hora para llegar a un lugar con señal y así cumplir con sus labores escolares.
Pero ante las dificultades, asegura que la comprensión y la ayuda han invadido a la comunidad policarpense. Aunque ya no puede ver y abrazar a sus estudiantes, no solo continúa esperanzada en que esto también pasará, sino que reafirma su disposición para cuidarles aun en medio de la distancia: “mucho antes de que el timbre tocara, yo ya estaba en la puerta dándoles un ´buenos días´. De muchos me sé el nombre y a otros les llamaba como les gusta que los llame. Ahora es complicado, pero no imposible, creo y estoy segura que saben que cuentan conmigo y mi lema para con mis chicos y chicas es: “detrás de un gran sueño, hay un gran sacrificio”. Por ellos trabajo y me siento viva porque cada día me exigen ser mejor”.
Esta orientadora escolar se las ha ingeniado para permanecer en contacto con sus estudiantes y sus familias. Se ha disfrazado de “coneja” para enviarles videos explicando los temas a tratar, ha compartido información relevante sobre el Covid-19 y, en compañía de otros docentes de la Institución, ha producido diferentes audios para ser transmitidos en la emisora del municipio “La Calidosa”. Pues, como lo cuenta, esta ha sido una oportunidad para volver a aprender, despertar e innovar: “Ahora gracias a la creatividad de un gran docente tenemos una emisora como aplicación para los chicos y sus familias de la cual todos estamos haciendo uso para cooperar con la sana convivencia familiar y para el desarrollo de las actividades propuestas”.
Es una mujer positiva y encuentra aprendizajes que se trasladan, incluso, al plano personal: “Este tiempo pasará y la experiencia vivida será un recuerdo para quienes vivimos estos tiempos difíciles, pero no todo es malo. Este tiempo nos ha servido para reflexionar, perdonar y acercarnos más a nuestra familia. Muchos decíamos “es que no hay tiempo” pues bien, ahí lo tenemos. Tiempo que nos espera para impactarlo con bellos recuerdos dando lo mejor de sí aunque extrañemos todo”.
Andrea es una mujer apasionada, ha ido mucho más allá de lo que el mismo deber le ha exigido y, ajustándose a los nuevos cambios impuestos por la pandemia, ahora más que nunca tiene en su corazón uno de los verbos rectores del JRS: ¡Acompañar!
“Déjenme decirles con todo mi cariño, que este gran tiempo nos alejó, pero nos ha dado una gran enseñanza y es el valorar lo poco o lo mucho que tenemos. Pienso que los profes extrañan hasta los pupitres, pues escuchar sus risas o sus grandes participaciones en clase, son la vida de un colegio o una escuela. Todo en esta vida vale la pena y les agradezco el darnos el gran valor y ser nuestras motivaciones para continuar y no dejarnos desfallecer. Ustedes, estudiantes, son demasiado importantes para nosotros y deseamos verlos crecer y continuar en este gran camino llamado VIDA”.